lunes, 1 de mayo de 2006

13

Trabajar en el turno de noche es bastante engorroso, porque se va al revés de todo horario habitual.

La otra noche me despedía de mi mujer, ese beso litúrgico en los labios, después de acostar a mi hijo y comprobar cómo caía rendido en el mundo de Morfeo. Eran, aproximadamente, las nueve y media de la noche.

Subí al coche y puse Hit Radio. Sonaba una de mis canciones preferidas de los Crowded House titulada "Don't Dream It's Over":

There is freedom within, there is freedom without
Try to catch the deluge in a paper cup
There's a battle ahead, many battles are lost
But you'll never see the end of the road
While you're travelling with me

Hey now, hey now
Don't dream it's over
Hey now, hey now
When the world comes in
They come, they come
To build a wall between us
We know they won't win (…)

Me encanta esta emisora, es una de las pocas que ofrece música agradable de forma continuada.

De la misma manera que me gusta mucho leer antes de acostarme porque me relaja, también me encanta escuchar música en el coche. Sería capaz de matar si no llevo música... Quizá exagero un poco, pero sólo hay dos ocasiones en que no la llevo puesta: la primera, si voy conversando con alguien y, la segunda, cuando las gotas de lluvia golpean la chapa del coche.

Una vez en el trabajo, después de fichar, en los vestuarios se oían las típicas y tópicos comentarios sexistas, político-sindicales, tema coches y, ¡¡cómo no!!, fútbol, el deporte rey. Qué importarán los problemas de las empresas y/o de la sociedad mientras tengamos a nuestros jugadores ganando todos los partidos... Qué obsesión con el fútbol, oye.

Algunos de mis compañeros (no todos por supuesto) deben pensar que soy un bicho raro: no me gustan los coches, ni motos, ni los comentarios sexistas y, menos todavía, el fútbol.

Estábamos preparando la faena de esa noche, los planos, esquemas, herramientas, equipos de seguridad, etc. Se acercó un compañero, tremendamente serio, y me entregó un listado donde figuraban dos columnas: en la primera figuraba una serie de empresas subcontratadas por ESE (empresa suministradora de energía); la segunda estaba formada por los operarios electricistas de dichas subcontratas fallecidos por accidente laboral, ya sea por caídas a gran altura o por descargas eléctricas. Un total de trece personas.

Inmediatamente cayó un telón negro sobre mi alma, ¡trece personas fallecidas en lo que llevamos de año! en trabajos que cada noche efectuamos nosotros, tareas en Alta Tensión a 25000, 20000, 11000, 6000 voltios.

¿De quién es la culpa? De ESE, en primer lugar, por tener la obligación de conocer en todo momento:

a) Qué empresas contrata o subcontrata y la capacitación de las mismas y la formación en esos trabajos de sus operarios.

b) La información necesaria para saber dónde deberán trabajar las “contratas” y precauciones que deberán adoptar.

Resumiendo, por no efectuar, lo que viene llamándose desde el año 1995, prevención de riesgos laborales.

Pero también son responsables las empresas a las que pertenecían esos electricistas por no formales e informales adecuadamente, no entregarles los materiales necesarios para el desempeño de sus funciones como exigen nuestras leyes actuales y no llevar a cabo las buenas prácticas de trabajo.

En una época de mi vida me hice Técnico en Prevención de Riesgos Laborales por una sencilla razón: me apasionaba el tema (me apasiona eso, la electricidad y formación).
De forma accidental me convertí en delegado LOLS (Ley Orgánica de Libertad Sindical), delegado de Prevención y miembro del Comité de Seguridad y Salud de la empresa en la que trabajo, cargos que fui abandonando por el desengaño que me iban produciendo día a día: la utopía de la prevención, estaba mal visto por mis jefes (por las horas sindicales mensuales que tenía que dedicar), mucho esfuerzo, denuncias en la Inspección de Trabajo para que las cosas funcionaran, impedimentos por parte de la empresa para poder realizar mis funciones, etc. Aun gracias que, como es una empresa grande, se toman un poco “más” en serio los temas sobre Seguridad y Salud.

Me hice, repito, Técnico en Prevención de Riesgos Laborales, en primer lugar, por los conocimientos. Nunca llegué a pensar que ejercería dando clases y, menos, como representante de la parte social de la empresa; en segundo lugar, por ayudar, de una forma u otra, a las personas, por ese maldito complejo de “ayudar” que me acompaña en casi todo lo que hago.

Cuando daba clases intentaba ceñirme, sobre todo, al tipo de trabajo que realizaban los alumnos, para que mis enseñanzas sobre Seguridad les pudieran servir en sus quehaceres diarios. Desgraciadamente, sin tener los/as alumnos/as la culpa, daban contestaciones como:

- Sí, profe, pero si yo hago esto o lo otro es posible que no me renueven (el contrato).
- Si solicito los EPI´S (equipos de protección individual) a mi jefe entonces malas caras y (seguras) posibles represalias.

Reconozco que hay temas de Prevención que, aun apasionándome, son pesados, o como diría uno de mis mejores maestros, “infumables”. Pero esas enseñanzas sirven, principalmente, en cualquier nivel de estudios, básicos, intermedios, superiores y universitarios para EVITAR QUE OCURRAN ACCIDENTES O SI ÉSTOS SE PRODUCEN SEAN LO MÁS LEVES POSIBLE.

No seremos injustos con las empresas. También existe el tipo de alumno (o trabajador) que está en el curso/cursillo porque así se libra de estar en su puesto habitual de trabajo, importándole una mierda (perdón por la expresión) de que trate el temario del curso...

Se me encoge el corazón cuando pienso en esos trece electricistas de alta tensión, y es que me afecta de pleno: murieron realizando trabajos que hago yo también cada día.

¿Cuántos electricistas deben morir? ¿Cuántos panegíricos deberemos seguir redactando? ¿Cuántas veces se nos tiene que desgarrar el alma cantando la Vall del Riu Vermell en los tanatorios? ¿Cuántas veces debemos escuchar al sacerdote esas palabras (des)alentadoras: Dios se ha llevado a su lado a nuestro herman@…? ¡Toma ya!
¿Cuándo se darán cuenta que algo no funciona? ¿Cuándo? ¿Cuándo y cómo se pondrán las medidas necesarias?

No sólo electricistas. En el año 2003, murieron ya sea por enfermedad profesional o accidentes laborales tres personas por día.

Las estadísticas son un escándalo.

Ha sido una noche triste. Ya no me siento Técnico en Prevención, estoy desilusionado por esta maldita guerra que se está librando en el mundo laboral, un mundo cruel e hipócrita. ¿Alguien se manifiesta? Para qué, si ya tenemos partido de fútbol este sábado. ¿Cuándo empleadores y empleados, sindicatos, técnicos de prevención de todos lo sectores de la educación (unámonos técnicos y universitarios de una puta vez, dejemos de mirarnos unos por encima del hombro sobre los otros para ver quién es el que sabe más...¡¡juas!!) nos uniremos para que se acabé de una vez esta lacra?

Esa misma noche los jefes nos solicitaban un trabajo, en alta tensión, pero los jóvenes y no tan jóvenes nos negamos a realizarlo sino se cumplían a pies juntillas todas y cada una de las normas de seguridad. Nos han amenazado con expedientarnos por desobediencia a un mando. Ni que estuviésemos en el ejército.

Si tengo que ser sincero, me da lo mismo que me sancionen y/o me amonesten, que nos suspendan un día o dos de empleo y sueldo, me da igual porque son las seis y cuarto de la mañana y ya he llegado a casa. He visto a mi hijo durmiendo en su cuna felizmente, ¡a saber qué soñará! Mi mujer dormía en la cama abrazando el hueco que dejo y que no tardaré en ocupar, sentir su calor y el de mi futura hija…

En otras habitaciones habrán trece mujeres, con sus respectivos hij@s, que tendrán que abrazar ese hueco cada día, en cualquier momento, destrozadas, porque sus maridos marcharon a trabajar y no volverán jamás.

Cuánto dolor, Cuánta desolación…

Amén.

A lo mejor es que nos ganamos la vida perdiéndola…quiero pensar que no, no sé…

PD: IN MEMORIAM A TOD@S LOS TRABAJADORES/AS QUE HAN PERDIDO LA VIDA EN SU TRABAJO.

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