sábado, 4 de julio de 2009

La pista perdida del hombre de Hitler en España



Josefa Paredes | Madrid

"Era un hombre muy serio. Su estatura sobrecogía, parecía una estatua de dos metros. Era el clásico alemán que impresionaba a todo el mundo". El hombre así descrito se llamaba Hans Thomsen y fue el jefe del Partido Nacionalsocialista (NSDAP) en España desde 1939 hasta la derrota alemana en la Segunda Guerra Mundial.

Un hombre serio y sobrecogedor que sólo sonreía cuando estaba con su mujer y sus hijos y que, al abandonar Madrid reclamado por los aliados, desapareció de la Historia dejando tras de sí dos álbumes de fotos de las actividades nazis en España. 450 imágenes inéditas ocultas durante más de 60 años. Hasta ahora.

En la época de la Guerra Civil se calcula que residían en España entre 15.000 y 30.000 alemanes. Sólo 700 estaban afiliados al partido nazi

La pista perdida que Thomsen dejó en Madrid estaba oculta en el desván de una casa de pueblo en el concejo asturiano de Ponga, cerca de Cangas de Onís. Hace unos meses Rosa López, de 57 años, subió un día al desván para limpiar. Al abrir una de las polvorientas cajas de cartón apareció un gran libro marrón, encuadernado en cuero, con el escudo del Tercer Reich. La mujer no daba crédito a lo que veía. En la primera página, la rúbrica de Himmler, el comandante en jefe de las SS, el ejecutor del Holocausto. La fecha: 21 de octubre de 1940.


Bajo el gran libro de firmas, duras y angulosas firmas alemanas, se escondían los dos álbumes de fotos de tapas repujadas a mano y gruesas hojas de fibra vegetal tintada. Cientos de fotos: la calle de Alcalá flanqueada de inmensas esvásticas, Las Ventas a reventar de gente brazo en alto, cruces gamadas en el Monasterio del Escorial. Altos cargos franquistas y la cúpula del Estado Nazi en San Sebastián, Valencia, Barcelona, Toledo. Niños saludando marciales ante gigantescos retratos del Führer. Páginas y páginas de fotos nunca vistas del encuentro entre Franco y Hitler en Hendaya. Tétricos ataúdes cubiertos por banderas nazis. Y siempre aquel hombre. Un hombre muy alto y sobrecogedor.

- ¿Qué es todo esto, Manuel?

Manuel Sánchez Bretón, el marido de Rosa, tiene 90 años y aún recuerda a Hans Thomsen, aquel impresionante alemán que, dice, "parecía una estatua de dos metros". Un 'gigante' a quien conoció cuando estudiaba Ingeniería de Caminos en Madrid y de cuya historia acabaría siendo custodio.

Entre 1939 y 1945 se multiplicaron los afiliados en España al Partido Nazi. "Muchos quieren que vayamos allí a poner orden", decía Goebbels

Cuando Thomsen abandonó Madrid, entregó sus fotos a su vecino Andrés Rodríguez-Villa, procurador falangista en Cortes. Y éste decidió quitárselas de encima -no fuera a ser- confiándoselas a su amigo Manuel, un estudiante asturiano de 24 años que vivía en una pensión de la calle Arenal. Se quedaron en Madrid con él hasta que volvió a Asturias en 1970. Las guardó en el desván del pueblo. Y no las volvió a mirar.

"Estuve en casa de Thomsen dos o tres veces con Rodríguez-Villa. Allí conocí a su mujer, Lizzie, y a sus hijos, cuatro o cinco chavales de entre 5 y 12 años. Cuando Villa me dio los libros para que los guardara, él no le dio mayor importancia y a mí tampoco me sorprendió. Nunca me pidieron que hiciera nada por ellos, ni que entrara en el partido. En aquella casa nunca se hablaba de política", cuenta Manuel.


Thomsen no hablaba de política en casa (un chalé de la colonia de El Viso) porque bastante tenía fuera, encargado de resucitar las escuálidas fuerzas del partido en Madrid. Durante la Guerra Civil vivían en España entre 15.000 y 30.000 alemanes (según las fuentes) pero muy pocos, sólo unos 700, engrosaban las filas nacionalsocialistas. Sin embargo, una vez acabada la contienda en 1939, los alemanes residentes en España se lanzaron en masa a por carnés del partido. Tenían miedo.

Sin embargo, pese a la germanofilia sin tapujos de la que hacía gala la plana mayor de la falange en los primeros años del franquismo, los informes que Thomsen enviaba a Berlín eran demoledores.

"El jefe del partido nacionalsocialista en España, Thomsen, nos informa sobre la situación allí", anota Goebbels en su diario en 1941. "Franco y Súñer están totalmente entregados al clericalismo, carecen de apoyo popular, ni siquiera han comenzado a ocuparse de cuestiones sociales. Hay un caos tremendo. La Falange no tiene ninguna influencia. Mucha grandeza pero nada detrás".

http://www.elmundo.es/elmundo/2009/06/14/espana/1244944874.html

2 comentarios:

Montse dijo...

Toda esta historia da que pensar ¡la de cosas que aún pueden resurgir de otro desván o de un baúl de la abuela!
Y también la cantidad de hechos de los que no se sabrá nada y han quedado ocultos en el pasado.
Muy buen artículo.
Un abrazo!

Alejandro dijo...

¡Los recovecos (escirtos y demás...) que deben aguardar expectantes a ser descubiertos!

petons,
viatger