miércoles, 23 de diciembre de 2009

Elbot y los escritores de listines telefónicos por Ramón Batalla.

El matemático y criptógrafo Alan Turing (uno de los fundadores de la informática y el gran artífice en romper el sistema de códigos de la máquina Enigma que permitía enviar mensajes teóricamente indescifrables entre los alemanes durante la segunda guerra mundial) en el año 1950 describió un método para interpretar las capacidades intelectuales de un ordenador. Este método consiste en el análisis de una conversación escrita entre dos entes uno de ellos humano y el otro una inteligencia artificial. El análisis se realiza por una persona que sin conocer quien es quien tiene que decidir mediante el análisis de los mensajes enviados entre los dos entes quien de los dos es humano y quien es un ordenador. Este método llamado Test de Turing, aunque simple en su concepción es de una complejidad enorme tanto que desde su formulación ningún ordenador ha engañado suficientemente al juez para equivocarse de forma suficientemente clara como para no hacer inequívoco quien es el ordenador y quien es el humano. La conclusión que surge detrás del Test de Turing es que si un programa es suficientemente inteligente para engañar a un humano para hacerle creer que es humano, entonces es que realmente es una máquina inteligente y se tendría que tratar como tal.

Haciendo grandes números, la potencia de los ordenadores en 58 años, desde el postulado del Test de Turing, se ha multiplicado por 25 millones según la ley de Moore que afirma que la potencia de los ordenadores se duplica dada dos años. (Aunque fue enunciada años después)

Los algoritmos y los programas con técnicas de inteligencia artificial se han mejorada sin parar pero el gran reto sigue pendiente de superar, pero no por mucho tiempo como veremos.

La universidad de Reading ubicada entre Oxford y Londres celebra cada año una competición con el espíritu de conseguir que algún programa de ordenador supere el Test de Turing con premios económicos, el Premio Loebner dotado con 100.000 dólares y una métrica de valoración concreta y una unidad de medida definida de forma que el objetivo de la universidad con su competición es que en el 30% de las veces que se hace el Test se engañe a los jueces.

Elbot, un programa con tecnología alemana, fue el programa de ordenador que ganó la competición de 2008, como en todos los años anteriores no ha superado el Test, el 30% de las veces pedidas por la competición; pero por primera vez, Elbot se quedó muy cerca, consiguiendo en un 25% de las ocasiones engañar a los jueces. Y no solo Elbot hizo un gran papel en esa edición sino que todos los programas presentados han consiguieron engañar en alguna ocasión a los jueces. Una de las dificultades de esta prueba es que la temática es totalmente arbitraria, cualquier tema puede ser escogido, como si quisiéramos hablar con alguna persona en una conversación de café bien normal. Esto implica que no se pueden preparar excesivamente las respuestas porque se puede preguntar sobre temas totalmente inesperados, como ese año; que se habló sobre quien escribe los listines telefónicos. Qué conversación más absurda pero más humana en el fondo.

Ahora unas conclusiones... Si en una competición hecha con gente experta y con temas totalmente diversos algunos programas ya empiezan a despistarnos sobre si son humanos o no. ¿Os imagináis que pueden realizar estos sistemas con conversaciones de ámbito mucho más limitado y sin restricciones? Por ejemplo... con ventas por teléfono. ¿Quien no ha recibido una llamada a cualquier hora vendiéndonos el último modelo de línea ADSL? Si al final todas las explicaciones que nos darán y las preguntas que haremos son prácticamente las mismas? Además, no somos unos expertos intentando averiguar si hablamos con humanos o no? Os imagináis un soporte de 24 horas para un producto vendido y sin saber muy bien como funciona. O una transmisión por radio sobre una actividad deportiva con una reglas muy definidas. O una moderna Elena Francis un consultorio telefónico para temas concretos. O un consultorio de atención médica rápida sobre síntomas de enfermedades. En fin, infinidad de aplicaciones de una tecnología emergente con unas posibilidades infinitas.

Los robots ya son la principal mano de obra en la fabricación industrial, factorías totalmente robotizadas que fabrican cualquier cosa, ya hace tiempo que los ordenadores hacen los cálculos más rápido que los humanos y a unas velocidades que requerirían vidas enteres lo que hacen en segundos. El Deep Blue es un ordenador que ya es actualmente imbatible como jugador de ajedrez del que podemos suponer que en cualquier juego de mesa ya son mejores que nosotros. Son capaces de analizar información durante 24 Horas sin interrupción buscando correlaciones tan curiosas como la que se descubrió en los sistemas informáticos de la WalMart, después del paso del huracán Charley por la costa de Florida detectaron que las vendas de cerveza en las zonas afectadas por el huracán aumentaban de forma considerable, tanto como para acabar los stocks disponibles y procedieron a aumentarlos en las tiendas cuando llegó un nuevo huracán el Frances. Fue un éxito total de ventas de cerveza y evitaron problemas de abastecimiento.

Bien, podemos pensar que la voz se notará sintetizada y no parecerá humana cuando hablen por teléfono... grave error los programas de síntesis de voz son casi perfectos y difíciles de discriminar si son reales o no.

En fin... suman mejor, juegan mejor, trabajan mejor, memorizan mejor, analizan mejor y les queda poco para ser mejores conversadores. ¿Alguien se puede imagina que Darwin no tenía razón? ¿Alguien sabe cual es el siguiente paso evolutivo? A mi no me quedan muchas dudas. ¿Y ustedes?

© Ramón Batalla

Publicado originalmente en En clave pública el 1 de diciembre de 2008


2 comentarios:

Montse dijo...

Yo no sé tú, pero a mí me quedan dudas...
Los robots podrán "hacer" de casi todo en el futuro, de eso no me cabe la menor duda, pero ¿podrán "tener" sentimientos?
La película Blade Runner habla de este tema de forma magistral.

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¡¡BON NADAL!!
Te deseo lo mejor para estas fiestas y para el Año Nuevo!!

Alejandro dijo...

Bueno no sé si podrán tener sentimientos o no, pero el mismo matemático del artículo, Alan Turing, llegó a decir que los pensamientos humanos incluidos sus sentimientos podrían simularse mediante fórmulas matemáticas y por ende poder "construir" una máquina que pudiera manifestarlas, supongo que el tiempo le dará o le quitará la razón.

Bones Festes i any nou!
petons,
Viatger