miércoles, 1 de febrero de 2012

Qué raro es todo...

La vida no le iba especialmente mal, aunque la muerte prematura de su madre le produjo una pérdida irreparable e inaguantable, su padre tampoco supo afrontar la situación, en definitiva, aquella buena mujer era el alma y cuerpo de la familia que poco a poco se iba fracturando.

Dejó su brillante carrera como estudiante de química, se puso a trabajar creyendo que sabía absolutamente todo lo que debía saber sobre el mundo al cual pertenecía. Empezó a dudar de todo, comenzó su huida de la realidad que le resultaba insoportable, primero fueron los estupefacientes “legales” y las drogas llamadas blandas, la frase típica y tópica del “no os preocupéis yo controlo” preludio de que ya estás más que perdido…

Los viajes al mundo de los alucinógenos fueron cada vez mayores, destrozando a los seres queridos más cercanos, robos de poca monta y de mucha monta; atracos casi a mano armada a conocidos, amigos/as, la cosa cada vez iba de peor en peor. Familiares, compañeros y amigos hicieron todo lo que estuvo en sus manos (¿quizá no ha sido suficiente? Es hora de saber la responsabilidad de cada uno de nosotros/as en todo esto…), pero no se puede ayudar a nadie que no quiere dejarse ayudar, mas esta sociedad sucia, competitiva, falsa e hipócrita crea sus propios monstruos que después rechaza y los aparta como la mierda que se hunde en los cenagales de las cloacas…

La crisis ha acelerado lo inevitable, la realidad que nos rodea le resulta tan insufrible que está más tiempo allí que aquí; ojos cristalinos y hundidos, delgadez extrema, pústulas, herpes, restos de una belleza malograda, etc., con manifestaciones de poseer un sistema inmunológico deficiente y cansado de luchar.

Si alguna vez alguien puede representar el ángel de la muerte es ella…, casi que se puede ver claramente la espada de Damocles a punto de caer sobre su cuello o se aprecia a la meticulosa Átropos, una de las Parcas, a punto de cortar el hilo de la vida decidiendo cuál será la forma en que morirá…

Su mirada ya no ve, sus oídos ya no oyen, solamente queda esperar que el corazón o acaso sus pulmones o los dos órganos a la vez se olviden de funcionar porque ya ni los quiere ni los necesita, la vida se le escapa a cada exhalación lenta y pausada. Es una sombra desdibujada, una mancha de un cómic torpemente dibujado.

A estas alturas de la tragicomedia no me creo nada de esta sociedad contradictoria. Qué raro es todo.

2 comentarios:

Montse dijo...

Este mundo es muy raro, sí.
El relato que cuentas y como lo cuentas es conmovedor y, lamentablemente, hay más personas con un historia similar.
Hace tiempo que no me creo nada.

Petonets!

Alejandro dijo...

Gracias, Montse.

Lo que me fastidia en general que nuestra sociedad lleva a personas a esa situación para después despreciarlos como la peste.

Demasiadas personas están en esa situación.

Petons o potons en occità!