martes, 12 de noviembre de 2013

La gente es extraña...

Esta última temporada he vuelto a caer de baja como consecuencia de un accidente que, entre otras cosas, me ha lesionado una de las vértebras cervicales (C-7, ya sabéis jerga de médicos…) produciendo diversos problemas como cefaleas (total para decir “dolor de cabeza”), parestesias (¡joder qué me ha dicho!) y pérdida de fuerza en el brazo y la mano, amén de una especie de vértigos que parece que vaya en barco todo el puto día.

Entre diversos tratamientos, fisioterapias, medicamentos y otros adminículos del mundo de la medicina he de llevar una órtesis Philadelphia, su nombre vulgar es collarín, algún día alguien que sepa debería averiguar quién lo bautizó así, porque de pequeño no tiene nada, además de aparatoso, caluroso y nada estético, pero bueno su función sanadora la cumple que no es poco.

Ya que en este estado no me dejan currar, paso cierto tiempo en las bibliotecas de la universidad. Esta misma mañana entre la carpeta, el portátil y la pinta de robocop que gasto, es todo un reto encontrar una forma cómoda de estudiar. No pasan desapercibidas la miradas hacía la zona cervical, la verdad que no me molesta ya que es una cosa que se sale de la normalidad y no suele verse, es comprensible.

Una chica, Aina, estaba estudiando justo enfrente de mí, muy amablemente me comentó si podía vigilarle las cosas, porque últimamente había muchos cacos (os lo juro, dijo “ca-cos”), le dije que no había ningún problema. Cuando volvió me dio las gracias e hizo alusión a que no entendía cómo le hacían leer tanto en el grado de humanidades (¿?), enseguida me preguntó qué estudiaba y para no establecer conversación con ella le dije que estudiaba Anatomapatología, aunque le daba lo mismo estaba dispuesta a decirme todo lo que pensaba del grado que estudiaba y de su relación con el entorno más inmediato.

No pudo aguantarse y me pregunto qué me había ocurrido para llevar semejante órtesis, le dije que me caí de un puente mientras intentaba salvar a una chica que se quería suicidar porque le daba mucha rabia tener que aprender derivadas e integrales en el grado de ingeniería…, pensé que se daría por aludida, pero no, me contestó que todos los grados estaban pervertidos haciendo estudiar a sus alumnos/as cosas que no tienen relación (sic). [siempre quise poner esa abreviatura].

Al final me dijo que ella nunca se vio en la obligación de llevar una órtesis como la mía y que le gustaría llevar una, porque cree que en la vida se debe experimentar con todo, claro que yo le dije que este tipo de experimentos mejor no hacerlos…, fruncía el ceño como si estuviese pensando en profundidad lo que le había dicho y como si se tratase de una epifanía me dijo:

- Oye, Alejandro, te importaría dejarme la órtesis para llevarla y así saber qué se siente, vaaa porfaaa…

No podía salir de mi asombro, por un momento pensé que en ese momento saldría de detrás de las estanterías de la biblio los colegas riendo que todo es una broma, o acaso buscaba como loco la cámara oculta, pero nada de eso sucedió. Evidentemente le dije que no, que estos aparatos son individuales e intransferibles por razones obvias.

Aina lo entendió y sentenció con toda la normalidad del mundo que debería provocarse una lesión para poder probarlo, no le hice ni caso y continuamos estudiando. Si veis por la universidad una chica con el pelo revuelto de color pajizo (que palabra, ¿no?), ojos del color de la miel con una órtesis como la mía es que ha conseguido su objetivo, aunque esa chica más que una órtesis lo que necesita es un psiquiatra. Qué extraña es la gente.

4 comentarios:

Montse dijo...

Vaya, primero decirte que siento mucho lo de tu accidente y lo aparatoso que debe ser llevar esa órtesis que, por cierto, yo nunca he llevado ¡ni ganas!
La gente es muy rara, es verdad, sobre todo los jóvenes con ganas de experimentar, aunque los que ya somos algo mayorcitos tampoco es que estemos muy bien de la cabeza que digamos.
Una abraçada ¡me encanta tu humor!

Anónimo dijo...

El hecho que esté estudiando humanidades podría llevar a pensar que aún hay esperanza para la chica, porque visto lo leido deu n'hi dó el camino que lleva la chavala....ánimo con la lesión ;)

Anónimo dijo...

El fet que estudiï humanitats dóna un xic d'esperança per aquesta noia, perquè vist el llegit deu n'hi do amb la xavala. Ànims amb la lesió...

Alejandro dijo...

Gràcies llevantancores!

La veritat que casos com aquest o molt similars em trobo amb molta freqüència. Però sí la noia déu n'hi do!!

Salut!
A.