Hace escasas horas un compañero y amigo me contaba que su relación con su compañera, en este viaje que es la vida, había llegado a su fin.
Me supo mal que una pareja tan complementaria decidiera acabar con lo que parecía, al menos a simple vista, una relación idílica.
No es frecuente en nosotros, pero nos arrojamos a contarnos batallas actuales y de otros tiempos entre botellas de alcohol, ¡madre mía! Acabamos con una borrachera tremebunda y he de reconocer que nos lo pasábamos en grande.
Aunque parezca tópico todo terminó cantando la siguiente canción (que solíamos escuchar con frecuencia en otros tiempos), que dedico muy cariñosamente a todo aquel/lla que se haya quedado sin pareja.
No desesperéis vendrán tiempos mejores.
Siempre quise ir a L.A.
dejar un día esta ciudad.
Cruzar el mar en tu compañía.
Pero ya hace tiempo que me has dejado,
y probablemente me habrás olvidado.
No sé que aventuras correré sin ti.
Y ahora estoy aquí sentado
en un viejo Cadillac de segunda mano
junto al Mervellé, a mis pies mi ciudad
y hace un momento que me ha dejado,
aquí en la ladera del Tibidabo,
la última rubia que vino a probar
el asiento de atrás.
Quizás el "martini" me ha hecho recordar
nena, ¨por qué no volviste a llamar?
Creí que podía olvidarte sin más
y aún a ratos, ya ves.
Y al irse la rubia me he sentido extraño,
me he quedado solo, fumando un cigarro,
quizás he pensado, nostalgia de ti
y desde esta curva donde estoy parado
me he sorprendido mirando a tu barrio,
y me han atrapado luces de ciudad.
El amanecer me sorprenderá
dormido, borracho en el Cadillac,
junto a las palmeras luce solitario
y dice la gente que ahora eres formal
y yo aquí borracho en el Cadillac
bajo las palmeras luce solitario.
Y no estás tú, nena.
Loquillo y Trogloditas
No hay comentarios:
Publicar un comentario